Los conflictos y los desastres como los terremotos, las inundaciones o las sequías causan cada año el sufrimiento y la perdida de vidas y enseres a miles de personas en todo el mundo. Intermón Oxfam estamos presentes en África y Latinoamérica atendiendo a las personas vulnerables en las crisis humanitarias. Aquí explicamos qué hacemos en los países afectados para atender las necesidades básicas y reducir la vulnerabilidad de las personas ante futuras crisis.

miércoles, 12 de enero de 2011

Una tarde frente al Palacio Presidencial




Ivan M. García, oficial de medios de Intermón Oxfam, nos cuenta desde Puerto Príncipe la situación de los haitianos un año después del terremoto.

Ayer 12 de enero de 2011, entre las 16:53 y las 16:54, me encontraba frente al derruido Palacio Presidencial de Puerto Príncipe. Exactamente un año antes, a esa misma hora, un terremoto de 7,3 grados en la escala Richter sacudía Haití. El balance es de sobras conocido.

Hubo pocas solemnidades. Varios guardias presidenciales bajaron la bandera a media asta al toque de corneta, mientras los desplazados de Champ de Mars, al frente de las ruinas, miraban desinteresados la escena. Grupos de haitianos se encontraban en la zona a la espera de que se lanzaran globos al cielo, como se había anunciado, o alguien, no sabían muy bien quién, diera un discurso. Pero nada de eso pasó ayer por la tarde mientras yo estuve por allí, así que los ciudadanos de Puerto Príncipe estaban más interesados en la prensa internacional que se había congregado alrededor del palacio que en cualquier tipo de acto de conmemoración.

Escuché unos gritos. Eran lamentos y ruegos. Un hombre estaba arrodillado en mitad de la calzada, sus brazos extendidos y los ojos cerrados mientras imploraba al cielo. Fue por un instante el foco de atención de los fotógrafos antes de que un grupo de mujeres vestidas de blanco empezara a desfilar profesando cánticos en criollo, mientras gesticulaban teatralmente. Un chico con el cabello recogido en pequeñas trenzas y con una pequeña bandera estadounidense sujeta no se como a su cabeza cruzó la calle pasando junto a una pareja de policía. Lo seguí con la mirada y vi que se detuvo junto a tres mujeres y dos hombres, también vestidos de blanco. Uno de ellos se contorneaba compulsivamente. Lanzaba gritos al cielo. Se agachaba, gritaba y volvía a elevarse con los ojos cerrados. Aparentemente en éxtasis.

Pero la mayoría de ciudadanos parecían ajenos a todo ello. Mardoche, de 38 años, miraba sin mirar al otro lado de las verjas que rodean el palacio. Estaba sentada en el pequeño muro de cemento, apoyada de lado en los barrotes, con las piernas cruzadas y descalza. “Hace un año, caminaba estas calles”, dice sin mirarme. “Sólo recuerdo mucho ruido y gritos… y hoy ya no siento nada”, agrega con mueca amarga. Se incorpora y reconoce estar triste, haberlo estado durante todo este año, “pues no tengo nada y mi familia sigue en la calle, sin un hogar en el que vivir”.

Más allá, un par de jóvenes, Jean Marie, de 24 años, y Emanuelle, de 26, comparten, además de una botella de refresco de cola, aspecto de rastafari. Jean Marie lleva los pantalones manchados de pintura roja y azul y un lienzo enrollado en un de sus bolsillos. “Yo hoy estoy feliz, mucho; porque sigo vivo”, decía. “¡Yo también!”, exclamaba el otro, “pues Dios me protege de los terremotos”. Lejos de la euforia, ambos reconocían que “lograr un trabajo” sería lo mejor que les pudiera pasar este año.

Camino al vehículo de Intermón Oxfam, ya de regreso a nuestra base, me crucé con Veronique, de 45 años, aunque aparentaba diez más. “Vivía en Delmas 24. La casa se me vino literalmente abajo. Salí ilesa pero he estado en la calle durante muchos meses”. Explica que gran parte de su familia y algunos de sus mejores amigos murieron en el terremoto. “Por ello, hoy es un día triste y de recuerdo. Y también un día para soñar con un cambio para este país, con un Gobierno y un presidente que nos saque de esta situación”.

Un año después, los haitianos siguen necesitando trabajo, vivienda y un Gobierno que lidere el proceso de reconstrucción.

Imagen: Un grupo de personas cantan frente al Palacio Presidencial. © Ivan M. Gacía/Intermón Oxfam

1 comentario:

  1. Cuanto sentimiento en tan poco tiempo! Gratitud, esperanza, alegría y tristeza, añoranza!

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