Los conflictos y los desastres como los terremotos, las inundaciones o las sequías causan cada año el sufrimiento y la perdida de vidas y enseres a miles de personas en todo el mundo. Intermón Oxfam estamos presentes en África y Latinoamérica atendiendo a las personas vulnerables en las crisis humanitarias. Aquí explicamos qué hacemos en los países afectados para atender las necesidades básicas y reducir la vulnerabilidad de las personas ante futuras crisis.

lunes, 21 de febrero de 2011

"Millones de personas no tienen acceso a los servicios más básicos"

Segunda y última parte de la entrevista a Ashley Jackson, responsable de advocacy de Oxfam en Afganistán, quien no scuenta su vida allí durante los dos últimos años.

¿Qué es lo que más te preocupa?
Millones de personas afganas no tienen acceso a los servicios más básicos que las personas de los países desarrollados dan por sentados, como la atención sanitaria, la educación, el agua limpia y el saneamiento. La situación es especialmente crítica en el sur y sureste de Afganistán: el 53% de las clínicas en el sur del país están cerradas. Pero la situación está empeorando en todo el país a medida que la inseguridad crece.

Las mujeres afganas son especialmente vulnerables. ¿Qué hace Oxfam para ayudarlas?
Creemos que las mujeres tienen un importante papel que jugar y deberían estar en el centro de los esfuerzos de la comunidad internacional en Afganistán.
Proporcionamos a las mujeres capacitación y capital inicial para la puesta en marcha de pequeños negocios, para que puedan proporcionar sustento a su familia y a si mismas. Pero es también muy importante que utilicemos la imagen de Oxfam para asegurarnos de que sus preocupaciones son escuchadas. Ahora mismo, queremos asegurarnos de que las mujeres jueguen un papel crucial en los procesos de paz, reconciliación y reintegración. Como la mayoría de las mujeres en Afganistán, no queremos ver que el pequeño pero importantísimo progreso realizado en los últimos nueve años se desvanezca.

A menudo solo oímos malas noticias sobre Afganistán ¿es lo único que hay?
Para nada. También ha habido mejoras en ciertos ámbitos. Por ejemplo, ahora hay dos millones de niñas que van a la escuela en comparación con las pocas miles de niñas que iban antes, cuando los talibanes estaban en el poder. Pero estas buenas noticias son escasas, y cada vez lo son más a medida que la inseguridad crece. Cuando uno de cada cinco niños afganos muere antes de los 5 años y cuando menos de la mitad de la población tiene acceso a la electricidad, eso significa que aún hay mucho trabajo por hacer.

¿Qué crees que ocurrirá en 2011?
Es difícil de predecir que ocurrirá en un país como Afganistán. Pero la seguridad se está deteriorando rápidamente por todo el país – 2010 fue el año con más muertes de civiles desde la caída del régimen taliban. Mientras Kabul sigue siendo relativamente segura, el conflicto continúa extendiéndose por todo el país, especialmente en el norte y el oeste, zonas consideradas seguras hace apenas un año. Todo indica que la situación seguirá agravándose a lo largo de 2011.
Se habla mucho de cómo las fuerzas de la OTAN se están preparando para la “transición” ¿Qué es esto?Ahora mismo las fuerzas militares internacionales se están centrando cada vez más en la “transición” – dejar la seguridad del país en manos del gobierno afgano a medida que retiran sus tropas.

Creo que, a la larga, esto es lo que el pueblo afgano desea ver. Pero es comprensible que a muchos les preocupe la capacidad de las fuerzas de seguridad afganas de garantizar la seguridad del país y asumir esa responsabilidad, teniendo en cuenta la brutal historia del conflicto. Sólo el 14% de los integrantes de las fuerzas de seguridad afganas puede leer o escribir, y los mecanismos de rendición de cuentas son extremadamente débiles. Creemos que es crucial evitar que las fuerzas de seguridad afganas cometan abusos contra los derechos humanos de forma generalizada; una preocupación real una vez que las tropas internacionales se hayan retirado.

¿Cuál será tu recuerdo de Afghanistan?
Mi primer viaje fuera de Kabul fue a una zona remota en el norte del país, donde visite un proyecto de alfabetización de mujeres. Recuerdo haber conversado con una mujer, que debía tener unos 50 años, sobre qué se sentía al aprender a leer a esa edad. Me dijo que era como estar ciega y aprender a ver. Ahora podía ir al mercado y comprar cosas, leer lo que ponía en el dinero y saber que no le estaban engañando. Me dijo que su mayor alegría como abuela era poder ayudar a sus nietos y nietas a aprender a leer porque, sin importar lo que ocurra en el futuro, es algo que nadie jamás podrá arrebatarles.

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