Los conflictos y los desastres como los terremotos, las inundaciones o las sequías causan cada año el sufrimiento y la perdida de vidas y enseres a miles de personas en todo el mundo. Intermón Oxfam estamos presentes en África y Latinoamérica atendiendo a las personas vulnerables en las crisis humanitarias. Aquí explicamos qué hacemos en los países afectados para atender las necesidades básicas y reducir la vulnerabilidad de las personas ante futuras crisis.

martes, 4 de mayo de 2010

Haití sigue luchando

La responsable regional de medios para Camexca de OGB, Ana Arendar, ha visitado recientemente los proyectos de Oxfam Internacional en Haití. A continuación, nos cuenta cómo está la situación en la respuesta al terremoto del pasado enero.



La humedad en Haití es intensa. Ésta y las nubes que se avecinan indican que las tormentas están a punto de llegar y la estación de lluvias es ya una realidad. Es muy difícil saber a ciencia cierta cuánta gente perdió su hogar tras el terremoto del pasado 12 de enero. Hay una cifra oficial, la de 1,3 millones de personas, pero más allá de este número se cree que son dos millones los haitianos que viven en asentamientos que se han ido formando alrededor de la capital, Puerto Príncipe. Para esta gente la lluvia significa añadidos a la miseria, como el miedo a los corrimientos de tierra y las inundaciones de los campos, añadidos que amenazan con causar aún más sufrimiento y más pérdidas de vidas si cabe.


Hace unas semanas, el Gobierno de Haití identificó un lugar donde reubicar temporalmente a aquellas personas más vulnerables ante las lluvias. Es un sitio polvoriento y desértico que se encuentra a 40 minutos de la capital haitiana. La semana pasada la gente empezó a ser realojada en ese espacio, que alberga ahora a unas 5.000 personas.


Estuve allí el pasado viernes. Las hileras de tiendas blancas estaban ubicadas en bloques. La gente empezaba a personalizar lo que van a ser sus nuevos hogares temporales con materiales estampados de colores y clavando ramas con hojas en el suelo para poner un toque de verde entre todo ese polvo.


Oxfam Internacional sólo tuvo una semana para preparar el lugar para sus nuevos residentes y equiparlo con letrinas, duchas y agua potable. Todo eso ya está operativo y proveyendo los servicios esenciales básicos para que un campo de este tipo funcione como debe. Además, Oxfam Internacional ha habilitado una línea telefónica de ayuda gratuita para aquellos que viven en los campos. A través de ella, pueden informar sobre cualquier deficiencia en estos servicios y cualquier otro feedback que deseen darnos.


Mientras íbamos caminando por el campo una pequeña niña, no mayor de cuatro años, se acercó por detrás de mí, me rodeó por la cintura y me cogió fuertemente la mano. Estuvo así durante todo el tiempo que estuvimos en el campo. Cuando terminamos la visita me dijeron que las niñas a veces hacen eso cuando alguna mujer visita los asentamientos; normalmente son aquellas que perdieron a sus madres en el terremoto.


Conduciendo hacia Puerto Príncipe vimos signos de que la actividad económica ha empezado a resurgir en todas las calles. En las aceras se alineaban puestos improvisados de venta donde la gente ofrecía todo lo que podía para sacar algunos pocos ingresos. Uno puede encontrar cualquier cosa en esos tenderetes, desde ropa y zapatos hasta repuestos para automóviles y piezas de metal. Lo más espectacular fueron los cientos de pinturas que vendían los artistas locales. Representaciones de románticos paisajes de playa pintados antes del terremoto se exhibían junto a un creciente número de pinturas de casas desmoronándose hacia el suelo.


Oxfam Internacional ha empezado a trabajar con un grupo de artistas locales en uno de los mayores campos, el de Golf Course, donde ya son 25.000, incluido la estrella de Hollywood Sean Penn, quien dirige ese trabajo. Estos artistas trabajan con grupos de niños empleando el arte como modo de enseñarles principios de salud pública y asuntos relacionados con el reciclaje. Además, los niños también reciben un pequeño lienzo y se les invita a pintar lo que deseen. La mayoría de las pinturas han sido de hogares. Una de las niñas del grupo, Melissa, de 11 años, nos explicó que ella había pintado "una casa resistente a terremotos", diferente de la casa en la que ella vivía, que ahora está destruida.



Post publicado en Actualidad Mapamundi de El Periódico.

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