Los conflictos y los desastres como los terremotos, las inundaciones o las sequías causan cada año el sufrimiento y la perdida de vidas y enseres a miles de personas en todo el mundo. Intermón Oxfam estamos presentes en África y Latinoamérica atendiendo a las personas vulnerables en las crisis humanitarias. Aquí explicamos qué hacemos en los países afectados para atender las necesidades básicas y reducir la vulnerabilidad de las personas ante futuras crisis.

martes, 17 de mayo de 2011

Viajando por la "ruta de la muerte" en Costa de Marfil



El coordinador de ayuda humanitaria de Oxfam para África Occidental, Philippe Conraud, ha regresado recientemente de una visita a una de las zonas más afectadas por el conflicto en Costa de Marfil. En lo que él ha llamado la "ruta de la muerte", ha comprobado que el suministro de ayuda humanitaria sigue siendo extremadamente difícil debido al persistente estado de inseguridad.

El camino desde Guiglo, a través de Bloléquin y Toulepleu, no lejos de la frontera con Liberia, es un lugar donde se libraron algunos de los combates más encarnizados en Costa de Marfil hace apenas unas semanas. Decenas de miles de civiles fueron desplazados por la violencia y el acoso. Muchos miles escaparon hasta Grand Gedeh, en Liberia, donde Oxfam cuenta con una iniciativa de respuesta a la emergencia, pero muchos más siguen en condición de desplazados en la propia Costa de Marfil, viviendo en los bosques o en campos temporales a lo largo del camino. Lo he bautizado como la ruta de la muerte.

Muy pocas organizaciones humanitarias se han presentado en la zona desde que terminaron los combates. Algunas agencias de Naciones Unidas han estado allí, escoltadas por cascos azules de la propia ONU. En todo caso, nosotros quisimos hacer nuestra propia visita de evaluación, sin escolta armada, con el propósito de detenernos en las aldeas y conversar con la gente de allí.

Nunca antes habíamos estado en esta zona, por lo que, naturalmente, una de las principales preocupaciones tuvo que ver con el miedo a lo desconocido: ¿con qué nos encontraríamos?, ¿con qué tipo de personas?, ¿cómo se comportarían con nosotros? Nunca se sabe lo que podría pasar ni con quién se podría uno encontrar.

Aquello parece el Viejo Oeste
Viajamos con cierta aprehensión, pero nos aseguramos de tener a mano los números telefónicos de los comandantes militares de la región, y fuimos a verlos desde que llegamos.

Pasamos muchos puestos de control. Una semana antes nos habían dicho que había 17 en un tramo de 60 kilómetros, pero sólo nos encontramos 12, unos cuantos puestos menos. El camino principal está controlado por las FRCI (Fuerzas Republicanas de Costa de Marfil), que están bajo las órdenes de la capital. Pero en ciudades como Bloléquin, la situación es distinta: aquello parece el Viejo Oeste. Encontramos muchos grupos armados distintos, y armas de fuego por todos lados. Había muchos jóvenes con fusiles Kalashnikov terciados a la espalda. Había distintos grupos armados de "autodefensa" y mercenarios liberianos que habían combatido en ambos lados del conflicto.

Estar allí nos hizo sentir incómodos. No es un lugar en el que me gustaría pasar la noche. Pero éramos extranjeros; viajábamos de día en un vehículo con identificación de Oxfam y una bandera, lo que nos daba cierta protección. Me imagino que en esta zona, la vida como civil debe ser muy difícil.

Aldeas fantasma
Pasamos por muchas aldeas completamente destruidas. Eran aldeas fantasma totalmente vacías y completamente quemadas; había cadáveres por todos lados. Nadie había regresado. Estaban completamente vacías.

Pero algunas sorpresas nos esperaban. Algo que nos llamó la atención fue la cantidad de civiles (más de los que esperábamos) en algunas aldeas del camino. Fue sorprendente comprobar que muchos habían regresado a aldeas totalmente quemadas y en las que aún quedaban cuerpos en las calles.

Es difícil entender qué los había hecho regresar. Algunos decían que se sentían seguros y habían decidido regresar... para mí, esa respuesta no lo explicaba todo, y si bien hay una serie de motivos tribales y étnicos detrás del conflicto, no me quedaba claro por qué una aldea había sido quemada hasta las cenizas mientras otra permanecía intacta.

En los próximos meses habrá mucha necesidad de obras de rehabilitación y reconstrucción... tanto de viviendas como de pozos, que son las principales fuentes de agua y no se han usado durante las últimas semanas, por lo que hay que limpiarlos adecuadamente antes de poder volverlos a usar. Otro problema es que se han echado cadáveres en los pozos y, por razones psicológicas, la gente no querrá volver a usarlos.

Las aldeas han sido totalmente saqueadas. Las casas que quedan no tienen ventanas ni puertas, ni techo. Muchos se pasean armados y solo los hombres han regresado a las aldeas: no hay mujeres, lo que indica que ellas no sienten que sea seguro regresar.

La respuesta humanitaria de Oxfam
Oxfam planea trabajar aquí. Nuestra estrategia es esencialmente ayudar a que la gente regrese eventualmente a sus casas, para lo cual necesitará ayuda para la recuperación y la reconstrucción. También se necesitará ayuda para que los que regresen puedan volver a ganarse la vida.



No obstante, por ahora no podemos trabajar allí... es demasiado peligroso. No va a ser mañana ni la semana que viene, pero tendremos que estar allí en los próximos meses. Ese es nuestro imperativo humanitario.

Trabajamos con la gente en Liberia, y con los desplazados internos en Costa de Marfil, en zonas como Duekoué, desde donde la gente deberá regresar a sus hogares cuando considere que es posible un retorno seguro. Y regresaremos con ellos para ayudarlos a reconstruir.

La crisis no ha terminado
Puede que la crisis política haya terminado, pero está claro que muchos aquí no lo sienten así... la crisis no ha terminado. Las aldeas todavía están vacías, y aún quedan muchos miles de personas desplazadas viviendo en lugares inadecuados: en campos de refugiados o en casas de familias que las han acogido, y deberán permanecer allí por un tiempo. El regreso a las aldeas que hemos visitado tomará tiempo, lo mismo que la recuperación; esto lo damos por seguro.

Primero, transcurrirá mucho tiempo antes de que la gente decida regresar, antes de que sientan que es lo suficientemente seguro regresar. Segundo, tendrán que recuperar sus vidas y las actividades a las que se dedicaban antes tener que huir, y eso puede tomar años.

En todo caso, soy del tipo optimista: creo en la vida, creo en la esperanza, creo en el futuro, pero no será nada fácil. Todavía quedan muchas armas por todos lados, y mucha gente que depende de las armas para sobrevivir. Mientras no se desarme a esa gente, los demás vivirán en el temor, serán acosados y no podrán llevar una vida normal.

Más información sobre el conflicto y donativos, aquí.

Imégenes por Caroline Gluck/Oxfam: Refugiados en Liberia y depósitos de agua potable parte de la respuesta de Oxfam.

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