Los conflictos y los desastres como los terremotos, las inundaciones o las sequías causan cada año el sufrimiento y la perdida de vidas y enseres a miles de personas en todo el mundo. Intermón Oxfam estamos presentes en África y Latinoamérica atendiendo a las personas vulnerables en las crisis humanitarias. Aquí explicamos qué hacemos en los países afectados para atender las necesidades básicas y reducir la vulnerabilidad de las personas ante futuras crisis.

martes, 23 de noviembre de 2010

Carne limpia en Djabal


El campo de Djabal, en el Este del Chad, alberga más de 11.000 refugiados sudaneses, muchos de ellos instalados en él desde hace 6 años, cuando la violencia en Darfur les forzó a huir y buscar asilo más allá de la frontera. Oxfam trabaja asegurando la distribución de agua y los sistemas de saneamiento y promocionando medidas de higiene para todos los habitantes de Djabal. Así mismo, la organización desarrolla actividades para mejorar la seguridad alimentaria de los refugiados en el ámbito de la agricultura y ganadería. Irina Fuhrmann, nuestra oficial de medios sobre terreno, nos cuenta una de esas iniciativas. © Irina Fuhrmann/Intermón Oxfam

Hace tan sólo un mes que el nuevo puesto de venta de carne en el campo de refugiados de Djabal está en marcha y todavía brillan las planchas de zinc con las que ha sido construido.

Arbab Omar Mahamat, uno de los 80 carniceros que se turnan para vender su mercancía en el mercado, se muestra orgulloso del nuevo espacio, tratando de igualar el brillo de su cuchillo con el del local.

A primera hora de la mañana, sobre los mostradores de caña, los carniceros colocan las piezas que venderán durante la jornada. Aquí todo se come, desde las vísceras más grandes hasta los intestinos desecados al sol, todo en pequeñas cantidades para complementar, el día que se puede, la dieta de los refugiados instalados en Djabal.

“Siempre hemos vendido en este mismo lugar, junto al mercado, pero antes de tener esta estructura de venta que Intermón Oxfam nos ha facilitado, exponíamos la carne en el suelo, con los problemas de higiene que esto conlleva”, cuenta Arbab, quien ya trabajaba como carnicero en su país, antes de tener que huir hacia Djabal en el 2004.

El nuevo puesto de venta, construido por encima del suelo y con paneles tipo mosquitera para evitar la entrada de insectos, cuenta con dos espacios separados: uno para la carne de bovino y otro para la carne de cordero. “A pesar de que tenemos que seguir espantando algunas moscas en el mostrador, este sistema impide que los insectos nos invadan la mercancía. Además, al estar protegida del sol, la carne se mantiene más tiempo en condiciones” explica Ardab.


Hombres, mujeres e incluso niños acuden a comprar la carne. Mahammat, cuya madre le ha encargado la compra de una pequeña pieza de cordero para la comida, está contento de poder ver la carne antes de escogerla, para asegurarse el trozo que se lleva es de buena calidad.

“Los compradores aprecian el nuevo puesto, pero, lamentablemente, la situación económica de este año ha hecho disminuir enormemente la venta de carne, aún incluso cuando hemos bajado los precios”. El incremento del precio de los cereales – básicos en la dieta de los habitantes de la zona - hace que cada vez sean menos las familias que pueden permitirse comer carne.

Arbab, que sueña con poder volver a Sudán tan pronto la situación de seguridad lo permita, proyecta su futuro: “cuando yo y mi familia volvamos a nuestro país, quiero seguir vendiendo carne en estas mismas condiciones de higiene y evitar así cualquier tipo de contaminación”.

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