Los conflictos y los desastres como los terremotos, las inundaciones o las sequías causan cada año el sufrimiento y la perdida de vidas y enseres a miles de personas en todo el mundo. Intermón Oxfam estamos presentes en África y Latinoamérica atendiendo a las personas vulnerables en las crisis humanitarias. Aquí explicamos qué hacemos en los países afectados para atender las necesidades básicas y reducir la vulnerabilidad de las personas ante futuras crisis.

viernes, 23 de julio de 2010

Una entre un millón y medio

Se acercó a mi vestida con un vestido de algodón viejo y azul y su pequeño en brazos. No me dijo su nombre. Sólo que llevaba allí viviendo mucho tiempo. Demasiado. “Desde que todo tembló”, dijo. Allí es la Plaza de Santa Ana, en Puerto Príncipe. Uno de los lugares donde se asentaron algunos de los desplazados por el terremoto que sacudió Haití el 12 de enero de 2010. Todo seguía igual, apenas nada había cambiado, decía ella.

Hace unas semanas regresé a la capital haitiana. Estuve tras el seísmo, durante el primer mes de respuesta, y volví para acompañar a dos medios españoles a visitar nuestros proyectos. Uno de los primeros lugares a los que regresé fue a esa plaza. La población había aumentado considerablemente, como en el resto de campos. No obstante, eso no significa que el número de desplazados reales sea mayor que después del terremoto. Sino que la gente ha cambiado de lugar y ha ido buscando donde se está implementando la ayuda humanitaria y entregando alimentos y material de cobijo.

Por su parte, las agencias humanitarias han mejorado su coordinación y han ido abarcando cada vez más zonas afectadas. Pero con los desplazados en los mismos lugares que hace seis meses es complicado implementar como quisiéramos nuestra respuesta. “Mire”, dice la mujer tomando el brazo de su hijo. “Mire lo que ocurre cuando el sol calienta la chapa de nuestras viviendas”. El niño, de apenas dos o tres años, tenía una especie de sarpullido. La piel rojiza y levantada. La mujer lo atribuía a la alta temperatura a la que el sol sometía a su pequeña casa de madera, telas y metal. La población de estos asentamientos permanece a todas horas fuera de sus chozas. Por ello, han ido apareciendo focos de actividad económica: pequeñas y peculiares cantinas y comercios improvisados.

Así que hay mucho menos espacio en estos asentamientos, lo cual complica en exceso la respuesta de las ONG. ¿Dónde ubicar más baños químicos si no hay un hueco libre? ¿Cómo cavar letrinas en medio de una ciudad de cemento y hormigón? ¿Y cómo aumentar el número de duchas? ¿De qué modo implementar canales de drenado y desagüe si las viviendas de los desplazados no sigue patrón alguno?

La respuesta humanitaria en Puerto Príncipe sigue siendo complicada. La temporada de lluvias y huracanes ha comenzado y casi el millón y medios de desplazados tras el seísmo siguen en los mismos lugares donde se ubicaron entonces. La población de la mayoría de los asentamientos está en riesgo de inundación, por ello el gobierno de Haití tiene que liderar el desarrollo, la implementación y la comunicación de un plan claro para el alojamiento temporal y permanente de las personas afectadas, pues ninguna ONG nacional o internacional puede trabajar en soluciones permanentes hasta que el Gobierno haitiano proporcione tierras para la población que no puede regresar a sus hogares.

Ya en Barcelona, he pensado muchas veces en esa mujer. En que nunca supe su nombre. ¿Aunque en realidad, qué importa si hay un millón y medio de personas de las que jamás lo sabré?

2 comentarios:

  1. Laváis nuestras conciencias a la vez que nos ponéis delante un espejo donde lo que vemos no nos gusta, porque nos vemos a nosotros mismos, impasibles ante tanta injusticia. Seguid así, por ellos, por vosotros, por nosotros.

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  2. Increíble testimonio, tristemente conmovedor. Realmente es necesaria mucha ayuda para paliar tantas carencias. Mlo.

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